martes, 30 de julio de 2019

De playa 20 julio 19

Con la familia de mi hermano habíamos pensado ir a la nieve, pero como casi no ha nevado y el aire en esta ciudad está tan contaminado es mejor salir mas lejos y ventilarnos.
Andar en patota siempre ha sido entretenido, tenemos gustos parecidos de alimentación y disfrutamos con la naturaleza. Mi sobrina mayor disfruta con la fotografía igual que yo y eso me encanta.
En el camino nos encontramos con una mina de cuarzo y fue una parada obligatoria, entretenida y donde nos quedamos un largo rato buscando piedras para llevar de regalo a quienes queremos.
En esta ruma de cuarzos no es fácil encontrar con el corazón las que deseamos llevar, pero hace interesante la búsqueda.
Cuando por fin salimos de ahí, almorzamos y luego caminamos por la playa, escuchamos el reventar de las olas y el canto de las gaviotas.Entramos a una cueva, y en el camino oí una mujer decir que había visto una ballena saltar en el mar, desde ahí no pude volver a despegar mis ojos del horizonte, rogando que si alguna ballena me escuchaba se mostrara para poder tener nuevamente la maravillosa experiencia que eso significa.
Por mas que casi dejo los ojos en el agua nunca vi una ballena, conversando con un lugareño me dijo que en esta época no se ven...cuek. Y al mismo tiempo me mostró una foto de una madre y su ballenato que estuvieron en septiembre pasado en la costa.
Antes de volver a casa dimos vuelta por la caleta, vimos las casas en el cerro iluminadas, coloridas y con brisa marina.
Agradecida de este bello regalo, el mar me reconforta, me vuelve a mi.



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