lunes, 26 de abril de 2010

Intentando ser asertiva

Ayer ya era mucha mi molestia a nivel corporal, algo me pasaba hace días y no era capaz de darme un momento para descubrirlo.
Cuando paré para saber que era, me di cuenta que estaba dolida, que tenía mucha pena y que habían cosas con mi marido que no estaba resueltas después del viaje.
Entonces le pedí que conversáramos, los niños estaban mas lejos y nuestro día estaba comenzando.
Le dije que tenía la impresión que habíamos hecho como si el viaje no hubiera sucedido, cómo si un día viernes se fue, luego regresó un miércoles por la mañana y entremedio… nada.
Cuando en verdad habían sucedido cosas, al menos varias en forma bien intensa.
La primera es que me di cuenta que yo ya no era la persona principal en su vida, lo sentí y el día que llegó me saludó un poco a la rápida, luego me lo dijo con todas sus palabras. Está bien, yo creo que en mi vida mis hijos también son la parte más fundamental y a la hora de las verdades ellos la llevan.
Sin embargo yo había sido una represa gigante para mis hijos, padre y madre, estaba realmente muy cansada, como si hubiese sostenido un auto sobre mis hombros.
Sentía que me merecía un muy buen abrazo, apretado, tibio y largo.
Y también un escuchar lo que había pasado con nuestros hijos, sobretodo con el mayor y conmigo en relación a esta separación.
A lo lejos comenzaron los mamás, papás…y la conversa se apresuró. Ambos pudimos hablar y creo que aun faltan cosas por decir, sin embargo me siento mejor.
Nos reencontramos, fue un buen paso y seguro vendrán mas.

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