Me dedico a mirar a la gente casi en frente mío, hay un señor que vende tragos y jugos, los hace en su momento, ese es su trabajo. Es un hombre de unos 50 años, 1.60 mts de altura, gordito de pelo negro, crespo y corto, su piel quemada por el sol.
Se sienta en una silla a la sombra de su carrito y cuando es necesario trabajar, se pone de pie y prepara algún pedido. Lo que me gusta de este paisaje que observo, es que cada vez que pasa un vendedor ellos conversan, el señor le prepara el trago y el cliente se lo deleita.
Me gusta pensar que mientras charlan arreglan el mundo, o que hacen una pequeña sesión sicológica de la vida, de sus experiencias.
Cada vendedor que se detiene a tomar algo en el carrito, se queda como 20 min, al terminar levantan la mercancía y se van tal como llegaron, o tal vez más felices.
Pienso en que así da gusto trabajar.
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