miércoles, 1 de agosto de 2007

Vacuna

10 de mayo 2007

Ayer fuimos a vacunar a mi hijo, debo reconocer que es un trámite que yo inatentaba postergar cada día ya que no quería que no quería que lo hicieran sufrir. Sin embargo no hay plazo que no se cumpla y llegamos con El al vacunatorio. Mi hijo era el mas relajado de nosotros 3, por supuesto, no sabía donde estábamos… Al cabo de un rato nos encontrábamos sobre la camilla sosteniendo si pequeño bracito para que lo pincharan. De pronto su cara enrojeció, sus labios se abrieron al máximo y de su garganta salió un sonido que nos estremeció (a su padre y a mí) como hacer para que no le duela? Lo hacemos para que esté sanito. Yo pensaba que esta es una de las cosas que uno hace por bien, y eso no implica que él sufra… Como dice Serrat: “ nada ni nadie puede impedir que sufran “… Con la segunda vacuna lloró aún más. Lo vestí rápido y luego lo abracé e intenté consolarlo. Creí que si lo ponía cerca de mi corazón el dolor pasaría mas rápido. De pronto el llanto comenzó a disminuir y luego se dio cuenta que había un cuadro de colores fuertes que llamaron su atención y el dolor pareció desvanecerse por completo. Al llegar a casa lo mude y rápidamente se quedó dormido, yo creo que un poco colapsado por la experiencia . Yo lo miraba y daba gracias por que ya todo había pasado y pedía que los efectos de la vacuna no se presentaran en él o al menos fueran lo menos notorios posible. Hoy a las 24 horas de la vacuna mi hijo se encuentra bien, disfrutando de un nuevo día con su hermosa sonrisa en la cara y yo creyendo que hicimos lo mejor para él y que al parecer no es tanto el dolor.

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