Ha sido grato poder realizar esta junta, verlas, compartir con mis compañeras, darme cuenta que en los 20 años hemos aprendido a escucharnos, a contar lo que nos sucede. Me encantó saber que fuimos capaces de abrir la mente y el corazón para compartir desde lo profundo.
Valió la pena la pega, ver sus caras. La comida fue buena, la tención también, el lugar era para nosotras y eso ayudó mucho.
Algo mas para seguir dando gracias.
Lo único es que mi pequeñín si bien era una de las pocas veces que se quedó dormido sin pechuga, unas horas después despertó para su toma nocturna y me tuve que venir antes de terminar la junta. En fin!!!
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