Hoy hicimos un paseo hasta una cascada. El lugar tenía una pequeña laguna (en esta época) con playa y uno de sus costados eran rocas, entonces mi pimogénito me dice: puedo subir la pared de rocas? le contesto que no, que mejor nos vamos. Luego recordé que las caminatas que hicimos antes, él siempre quería ir primero, abriendo camino y subiendo rocas y lugares empinados...Entonces lo dejé salir y le dije que mirara bien por donde haría su ruta. El papá al verlo salir le dice que mejor se devuelva, que nos vamos, yo hice silencio.
Subió la segunda roca y nuestro pequeñín salió detrás, quiso seguirlo, sólo que tomó un camino diferente y volvió donde había comenzado.
Mientras mis hijos hacían sus caminos yo los miraba, rezaba y los encomendaba a sus ángeles.
Mi pequeñín dio una vuelta muy corta, en cambio mi primogénito avanzó y avanzó hasta llegar a la parte más húmeda, entonces veo que su padre se puso en marcha, en su búsqueda, yo creo que no aguantó mas.
Cuando ambos volvieron le dije a mi marido: está creciendo, quiere hacer las cosas solo y hay que darle espacio y ayudarlo para que sepa cómo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario