En el camino teníamos que almorzar en eso llegamos a un precioso lugar que tenía cabañas, restauran, piscina y bajada al río. Almorzamos, cada uno a su gusto, poca comida para el precio.
Sin embargo después de comer, caminamos en busca del río y llegamos a una playa, donde no había nadie, nosotros andábamos tal cual, ya que sólo íbamos a almorzar.La playa estaba con arena limpia, el agua se veía turquesa en la parte mas baja, con corriente en la parte honda y un paisaje hermoso.
Obviamente me saqué los zapatos y metí mis patitas al agua, acto seguido mis hijos hicieron lo mismo, sólo que los vi con ganas de correr en el agua y les pedí que mejor se sacaran la ropa para no mojarla, así sucedió, fue lindo verlos correr, jugar con la flexibilidad del momento, del aqui y del ahora. Mi marido se tiró al agua. Aprovechamos la oportunidad de estar en el agua, en un entorno maravilloso y de vacaciones.Lo pasamos Muy bien.
Luego seguimos camino, hacia las comunidades indigenas, conocimos un museo, comimos mora, seguimos la ruta del rio, sacamos fotos de las maravillas que encontramos en el camino, conversamos de nuestros ancestros y de cómo nosotros los humanos hemos ido interviniendo los lugares, muchos para peor, fue un día completo, simple y maravilloso
AGRADECIDA
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