domingo, 23 de enero de 2022

Y no tengo que ir yo

Salgo de la piscina y me acuesto en la orilla a disfrutar de los últimos rayos calientes que llegan del sol, me gusta ver las gotitas que quedan sobre mi piel, como se van moviendo. Aun tengo un brazo dentro del agua. De pronto escucho un niño pequeño llorar, y pienso que bueno que mis hijos ya están grandes y ese bebé no es mío, no necesito levantarme para acudir, su mamá es otra, sonrío y sigo con mi brazo dentro del agua, disfrutando de mi tiempo sola, ya que nadie más está aquí.

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