domingo, 19 de enero de 2014

Chaqueta amarilla

Estando con el clan familiar en el sector de la piscina, secándonos, mi sobrina me dice: cuidado tienes una abeja en la pierna, entonces me muevo  para q la abeja también salga y  creyendo que así había ido, juntos las piernas y una chaqueta amarilla me mordió... Me tiré al agua, porque el ardor era tan intenso que necesitaba de alguna forma que bajara, sentía como si fuera un golpe de corriente que me recorría, la piel se me erisaba... que dolorrrrrr.

Al rato salí, me puse crema, no podía caminar bien, luego me puse miel. Conseguí cambiarme de ropa. El dolor duró bastante rato. Lo bueno es que la roncha disminuyó y ya hoy sólo me pica de vez en cuando.

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