miércoles, 22 de junio de 2011

Del libro cuentos para chiquitines

El manzano de oro (cuento bielorruso)

Había una vez un hombre y una mujer que tenían dos hijas;
una era hija del padre y se llamaba Galia, la otra era hija de la madre y se llamaba Nuna.
La madre mimaba a su hija y la malcriaba pero a su hijastra la maltrataba con mucha severidad y siempre buscaba el pretexto para mandarla al otro mundo.
Un día, el padre fue a la feria y compró un ternero. Cuando lo llevó a casa les dijo a sus hijas:
-Llevadlo a pastorear por turno, un día una y otro día otra.

El primer día arreó el ternero al pastizal Galia la hija del hombre. La malvada madrastra le dio un huso y una bolsa llena de lino y le dijo:
-Ojo! Cuando regreses tienes que haber hilado todo el lino, tienes que haber tejido y blanqueado la tela. Al anochecer debes traerla a la casa, si no, perderás la vida.

Galia sacó el ternero del establo, le acarició el cuello y se fue con él al pastizal.
Mientras lo arreaba iba derramando lágrimas amargas.El ternerillo le preguntó:
-Niña bonita, trenza rubita, por qué lloras?
-Cómo no he de llorar, ternerito! Mi madrastra me ordenó que hile esta bolsa de lino, que teja la tela y la blanquee,y que la traiga a casa al anochecer... ¿Acaso
podré hacer tanto trabajo en un día?
- No llore- repuso el ternerito-, arréame al pastizal de la hierba que ansío y del fresco rocío, allí veremos.

Galia arreó al ternero al pastizal de la hierba que ansiaba y que el rocío refrescaba. Sació su hambre el ternero, pastoreó a gusto y luego le dijo:
-ahora ponme en mi oreja derecha el huso y el lino. Luego sopla en mi oreja izquierda y verás.

Galia puso el lino y el huso en la oreja derecha del ternero, sopló en la oreja izquierda y se puso a mirar. El hilo se hilaba, la tela se tejía, después se blanqueaba y se iba enrollando...
Cuando terminó el trabajo, Galia tomó el rollo de la tela y, muy contenta, arreó al ternero de regreso.
La malvada madrastra le estaba esperando en el umbral.
-Bueno,¿ hiciste todo?
-Sí- contestó Galia, y le entregó el rollo de la tela hecha. La madrastra sorprendida,se agarró de la cabeza: Qué trabajo había cumplido su hijastra!

Se acercaron las vecinas y quedaron admiradas:tan fina era la tela que había tejido Galia. Se pusieron a alabarla, y los mejores elogios les parecían poco o nada.
Le tocó el turno de arrear el ternero a Nuna, la hija de la mujer.
-Hila el lino hijita-le dijo- y teje una tela mejor que la que hizo te hermanastra. Quiero que la gente te elogie a ti y no a ella.

Nuna empuñó un palo y arreó al ternero. Lo iba arreando a golpes, para eso llevaba el palo. El ternero se puso abrincar para un lado y otro,esquivando los golpes; Nuna lo perseguía,espetando maldiciones. Y tanto corrió, que al fin perdió el huso.
A duras penas metió el ternero en el pastizal sin hierba, tiró la bolsa de lino al suelo y se acostó a dormir. El ternero pisoteó el lino hasta hundirlo en el barro.

Nuna se despertó el anochecer y vio el lino pisoteado y manchado...De nuevo agarró el palo de roble y se puso a castigar al ternero.El ternero se escapó al corral; ella lo perseguía gritándole de todo.
Y en su casa, la madre le preguntó:
- Qué tal hijita, hiciste el trabajo?
- No, repuso la hija.
- Por qué?
- El ternero tiene la culpa. Por él perdí el huso, después me pisoteó todo el lino en el barro...

La madrastra se enfadó. Fue y le dijo al padre:
-Viejo, mata al ternero!
-Mujer, estás loca! - El marido la miró con los ojos llenos de asombro- Por qué lo voy a matar?

Entonces la madre se enfadó y alzó los puños contra él.
-Si no lo matas, te voy a echar para siempre con tu hija!
No había manera de convencerla, y el hombre le dijo que iba a matar al ternero para conformarla.

Galia oyó todo, se fue corriendo al establo, abrazó al ternero y se puso a llorar.
- Niña bonita, trenza rubita, por qué lloras?- le preguntó el ternero.Galia le contó las intensiones de su madrastra.
-No llores- le dijo el ternero-. Mejor será que me escuches mi consejo. Cuando me maten toma mi hígado, en él encontrarás una semilla de oro. Planta la semilla en el jardín, junto a la casa. Eso es todo.

Galia le hizo caso al ternero.
De aquella semilla creció un manzano que daba manzanas de oro.
Cierta vez un gallardo y joven príncipe regresaba de caza. Vio el manzano y se detuvo. Levantó la mano para arrancar una manzanita de oro, pero la manzanita tin, tin, tin! se levantó entre las ramas. El príncipe bajó la mano, y la manzana volvió a ocupar su lugar.
Galia lo vio a través de la ventana y le dijo a su madrastra:
-Voy a arrancarle una manzanita a ese apuesto príncipe. La madrastra enfadada, impidió a la niña a salir al jardín. La agarró y la empujó al rincón detrás de la tina y mandó a Nuna al jardín:
-Mejor será que mi hijita ofrezca una manzana al príncipe. Puede que se enamore de ella pensó.

Nuna se acercó al manzano, y aquel tin,tin,tin! Se levantó hacia las nubes.
Nuna se enfureció, empezó a insultar al manzano con las peores palabras.

En este momento el gallo paseando por el patio, de un salto se encaramó a la empalizada y se puso a gritar:
-Co-co-ro-co! La hija del padre está en el rincón, la escondieron detrás de la tina, y la hija de la vieja quiere arrancar su manzana y casarse con el señor.
El príncipe oyó lo que decía el gallo, se apeó del caballo y entró en la casa. Encontró a Galia detrás de la tina, y apenas la vio, no pudo apartar los ojos; tanto le gustó ella.

-Niña bonita- le dijo el príncipe haciéndole una reverencia, dame una manzanita de oro, será un recuerdo tuyo para mi.
Ella se acercó al manzano y todas las manzanitas cayeron a sus pies. Las juntó en el delantal y se las ofreció al príncipe.
Este la alzó en vilo, compartió con ella la silla de montar y la llevó al castillo de sus padres.
Allí celebraron la boda y empezaron a vivir felices. Tuvieron un hijo muy lindo, y los padres le dieron todo su amor.
Entretanto la malvada madrastra no podía dormir de la envidia, por que el principe se había casado con su hijastra y no con su hija. Seguía pensando qué hacer para mandarla al otro mundo.
Una vez le dijo a su hija:
- Nuna, vete a visitar a tu hermanastra, Llámala a bañarse y ahógala en el río.
Ella le hizo caso a su madre y fue de visita al castillo de su hermanastra. La convenció para ir con ella bañarse, y en el río le dijo:
- Siéntate en el tronco, hermana, te voy a lavar la espalda. Galia se sentó en el tronco; entonces Nuna la tiró al agua y se escapó a su casa.

Por mas que esperaban, Galia no volvía. El hijito lloraba y nadie podía consolarlo. La niñera lo alzó en brazos y caminó con él por la orilla del río, llamándola:
- Galia, Galia, tu hijo no se calla, llora de hambre.
Las gallinas duermen, los gansos duermen, sólo él no se puede dormir , espera a mamá que está por venir.

Y oyó la voz de su madre y se puso a llorar a gritos.
- Ay! ahora voy hijito- repuso la madre-. No soporto tu llanto.
La madre salió del agua, le dio de comer y el hijo se quedó dormido.Entonces ella vovlió a lo profundo.
La niñera regresó al castillo y contó al principe todo lo que había pasado en la orilla del río.
Al día siguiente el padre llevó al niño en brazos, tomó una manzanita de oro y fue para el río.
Ya en la orilla , se puso a llamar:
Galia, Galia, tu hijo no se calla, llora de hambre.
Las gallinas duermen, los gansos duermen, sólo él no se puede dormir , espera a mamá que está por venir.
Oyó la madre que el hijo seguía llorando, y repuso:
- Ay! ahora voy hijito- repuso la madre-. No soporto tu llanto.
Salió a la orila,le dio de comer, y el hijo se quedó dormido. Entonces el marido sacó de bolsillo la manzanita de oro y se la dio a su esposa. Apenas ella probó la manzanita volvió en sí.

El principe se puso muy alegre, la condujo al castillo, y de nuevo vivieron felices y contentos y nunca mas dejaron a la malvada madrastra y a su hija pasar el umbral del castillo.

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