lunes, 26 de enero de 2015

Surf

Mi marido desde que supo que al lugar donde íbamos existía la posibilidad de hacer surf, transmitió cuanto pudo, y cuando se dio la oportunidad fue a tomar clases.
Fue solo, los demás nos quedamos en una piscina cerca de la playa, cuando salimos del agua con los niños fuimos a ver al papá, para saber qué tal iban las clases, si conseguía subirse a la ola...
Caminamos algunos minutos hasta que conseguimos encontrarlo, cuando lo vi moverse entendí que este ejercicio lo tenía cansado.
Fue bueno que él pudiera darse este regalito, algo que hace rato quería hacer, cuando salió además de reconocerse muy cansado y contento, también se dio cuenta que no era tan fácil como se ve.
Durmió feliz

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