El otro día mientras mudaba a mi pequeñín, sin querer, le apreté el dedito con el cajón de la cómoda, en un principio creí que había sido poco, pero cuando inspiró el máximo de aire y soltó el llanto me di cuenta que se le estaba poniendo morado, me llegó a doler la guata…
Me sentí tan mal, pobrecito, le puse un par de veces rescue y con eso nos fue bastante bien.
A la hora de almuerzo mi primogénito le contó al papá lo que yo había hecho...mas mal me sentí.
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