Hoy fuimos en familia (como siempre) a dejar nuestros desechos para el reciclaje.
Después de un rato de juego con mi primogénito me senté cerca del auto a cuidar el sueño de mi pequeñín, me puse en el suelo, apoyé mi cabeza de lado en mis rodillas y miré el tronco de un árbol a contra luz. Descubrí que muchas hormiguitas caminaban rápidamente por el árbol, parecía como si cayeran pequeñas gotitas color ámbar. Era sutilmente hermoso.
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