Al tiempo que nació nuestro primer hijo pensamos que con uno sería suficiente.
En una conversación con una amiga me dijo: “no puedes quitarle el derecho a la hermandad”.
Me quedó dando vuelta… Seguimos conversando con mi marido y decidimos tener otro hijo.
Hoy cuando los veo interactuar (a su manera cada uno) veo y siento que fue la mejor decisión.
Ellos se buscan, de alguna manera juegan, se comunican. Mi pequeñín se ríe a carcajadas sólo con su hermano, es maravilloso verlos, en verdad disfruto con eso y me siento muy bien al darme cuenta que es lo mejor que podíamos haber hecho, darle un hermano a mi hermosos primogénito.
Espero que a medida que vayan creciendo se sigan acompañando, cuidando y queriendo el uno al otro.
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