viernes, 27 de junio de 2008

Anoche

Normalmente al acostar a nuestro hijo en su cuna, en su pieza, es mi marido el que se queda con él un rato.
Hoy mi marido salió a una cena, por lo que yo me quedó con mi hermoso hijo un rato, me arrodillo al lado de su cuna y el apoyaba su carita con la mía, como refregándose.
El sentir nuestra cara juntas, la piel, la temperatura, la respiración, el olor, es algo en verdad sublime, es un regaloneo que sólo se da a esta hora, cuando el busca dormir, un momento de regalo y de caricias suaves, de besitos, de miradas.

Siento que el pecho se me expande, que mi respiración es mas profunda, me siento de alguna forma plena y agradecida por estar en este momento…

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