jueves, 12 de junio de 2008

Extracto del libro "La maternidad y el encuentro con la propia sombra" de Laura Gutman

Materialización de la sombra…

Los pensamientos y sentimientos convierten a cada persona en un ser único…cuando el modelo es mas o menos armonioso lo denominamos “salud” y en el caso de ser menos equilibrado lo llamamos “enfermedad”…
La mayoría de las situaciones que vivimos, las elaboramos en los planos superiores. Cuando el sentimiento es doloroso o por alguna razón inconciente decidimos desecharlo, reaparece en el plano físico. Es decir, se materializa. Esta materialización inconsciente de aspectos ocultos de nuestra alma se titula:”síntoma”.

Los síntomas son señales y portadores de información precisa, son maestros implacables, son guías en el camino de introspección y búsqueda personal. Por ello, es necesario aprender y comprender el lenguaje de los síntomas.

Lo que no queremos ser, lo que no queremos admitir, lo que no queremos recordar forma nuestro polo negativo, forman nuestra sombra. El repudio de la otra mitad de las posibilidades no las hace desaparecer, sólo las niega en la conciencia.

La sombra es todo lo que el individuo no puede reconocer de sí mismo. La sombra nos angustia, por eso la hemos rechazado. La sombra nos enferma, es decir que se materializa trayéndonos el otro polo no reconocido y entonces nos completa.

La enfermedad es siempre una parte de la sombra que se introduce en la materia, indicando “ lo que me falta, lo que rechacé, lo que olvidé, lo que desprecie”.

La enfermedad trae a la luz de la conciencia lo que está relegando a la sombra, y así nos convierte en seres un poco más auténticos, sinceros, vulnerables y verdaderos.
La enfermedad funciona como una conversación con uno mismo. Me digo algo y no lo comprendo…Si a una dolencia física respondemos sólo con un “remedio” físico, la dolencia tendrá que encontrar otro lenguaje para expresarse.

Para intentar un acercamiento a la comprensión de la enfermedad, es necesario relacionar los síntomas con otros hechos físicos y emocionales, aunque a veces les demos muy poco valor, por considerarlos insignificantes. También es preciso encontrar correspondencias con los pensamientos análogos, buscando coincidencias en las manifestaciones, en el lenguaje, en el relato de la dolencia. Y situar el síntoma en el tiempo, qué circunstancia hizo su aparición…

Es importante señalar que un síntoma siempre se anuncia primero en la mente, bajo la forma de idea, deseo, fantasía, temor. Sólo cuando no es tenido en cuenta reaparece en el plano material, en el cuerpo, por lo general de manera análoga.

La enfermedad aparece cuando uno se halla en condiciones de dar un paso mas en el camino de la comprensión. Las situaciones extremas aparecen cuando las generamos desde nuestro interior.

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