Luego de una semana con una gran contractura en un gemelo y de caminatas con poca inclinación me fui al cerro, esta cumbre me estaba llamando hace rato, quería volver a subir porque me parece que su inclinación es dura en la ultima parte y me sentía bastante mas preparada para tomarlo, y lo mas llamativo es que tenía algo de nieve. Por mas que pregunté a mis conocidos quien pudiera acompañarme, nada resultó, supuse que hay caminos que se recorren sola.
La última parte antes de llegar a la cumbre, hice una fuerza con el gemelo que creí estaba listo y me dio un tirón del terror, como la parte que me faltaba por subir era en un ángulo de mayor elongación seguí, y aguanté, a esa altura 2 hombres también iban subiendo y sirvió para acompañarnos y decidir por donde estaba menos resbaladizo.
Al llegar arriba fue MARAVILLOSAMENTE SORPRENDENTE, me sentí agradecida de poder estar ahí, nieve, cerros, aire limpio, mi corazón emocionado. Al frente mío otro cerro que quise subir en el verano pero no resultó, creo que tendré que esperar a la primavera, con un terreno mas seco y con mas luz.
La bajada fue como nunca con varios porrazos, sólo tenia una caída en cerro, pero ahora fueron a lo menos 5, estaba mi trasero completamente mojado, además se me pasaron los zapatos, sabía que el camino de regreso era parte del todo. Me encontré con una chica, que por la ropa que llevaba me imagino que los cerros era lo de ella. De todos modos le dije que tuviera cuidado por que estaba con mucho barro, y me dijo: soy miedosa voy lento, al despedirnos le digo: dale con tu miedo, pero recapacité y le dije: mas bien adelante con tu valentía! si me dijo. Yo también voy mas allá de mi miedo, dándole espacio a mi valentía.
Mis compañeritos momentáneos se adelantaron hasta desaparecer de mi vista, yo fui mas lento, como siempre contemplando, disfrutando, agradeciendo.
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