El fin de semana me ofrecieron un terremoto (vino pipeño con helado y fernet) y la verdad es que ese tipo de tragos no es lo mio, pero como fueron algo insistentes, quise probar con bastante helado, al principio no me gustó, lo encontré algo amargo y lo dejé de lado, pero la persona que me lo había hecho venía cada cierto rato y me lo revolvía con la bombilla, lo probaba y me lo dejaba mas cerca, entonces le pedí que le pusiera mas helado, sólo entonces quedó mas dulce y muy de a poco, mientras pasaba la conversación me lo fui tomando...
De pronto la risa salia de mi boca como si fuera algo incontrolable, sólo me ría de cualquier cosa, no podía evitarlo ni controlarlo, era tan gracioso que me salían lágrimas...
Si bien reírme me hacía bien, el dolor de cabeza no fue tan grato y duró hasta el día siguiente. así y todo lo pasé bien, aunque creo que no lo volveré a repetir
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