domingo, 21 de enero de 2018

El campo (20 enero 2018)

Aquí estoy sentada contemplando la naturaleza, mirando como las aves van de un lugar a otro, algunas cantando, otras marcando territorio. Miro como mi perra corre de un lugar a otro metiendo su hocico entre medio de la tierra y las plantas buscando “algo”.
Las nubes están bajas, sólo se ve la mitad de los cerros, a veces corre un viento frio y a ratos pareciera que hace calor.
Ya fui a los árboles frutales y coseché duraznos de 2 tipos, y ciruelas, me comí varios recién sacados del árbol, son los más ricos, el jugo caía al suelo. Este varano he comido muchos y ricos duraznos. A los conserveros les falta aún, creo que me los voy a perder. La mermelada que más me gusta es al de mora y la de duraznos conserveros, que delicia.
Estoy aquí, hace 2 horas desperté y si bien intenté seguir durmiendo para no meter ruido, sólo 1 hr más en al cama, la verdad es que salir a caminar por el campo, mirar como van cambiando los árboles con las estaciones, mirar los cerros, sentir el viento en la cara, percibir los olores son cosas que no puedo evitar, necesito salir , necesito estar afuera, escuchar a lo lejos una música que no logro distinguir, oí las tortolitas con su sonido, hacer silencio y escuchar, sólo contemplar
Cuando estoy en la casa de mi padre, mientras todos en casa duermen, es cuando logro aquietar la mente, sólo contemplar y sentir que eso basta, sentir que estoy y nada más importa
Aquí también distingo los ciclos de la vida, cómo cada árbol va mostrando su plenitud verano y también su muerte en el invierno.

Jajaja, mientras escribo vuelvo a la contemplación y entonces mi mente se ocupa en estar en la naturaleza y eso me gusta. Cuando pasa el viento llega a mi nariz un olor que aun no estoy segura si es la hierba buena, me agrada, es sutil.

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