En la madrugada yo estaba despierta y mi pequeñín a mi lado
se da vuelta en la cama, abre sus tremendos ojos, me mira, me da un beso y se
duerme haciéndome cariño con su manita en mi cara. Me sentí profundamente
bendecida.
Ellos son mi más hermoso regalo, y eso es también gracias a
mi marido
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