jueves, 28 de febrero de 2008

Control

Ayer fui a control con el gine, uno de los temas era dejar de amamantar a mi hijo que en pocos días ya cumple un año. Me dijo que lo recomendable era dejar de hacerlo de un día para otro, para efecto de mi cuerpo, que en pocos días dejaría de tener congestión y mis pechugas volverían a la normalidad. Me comentó que frecuentemente es mas difícil para la madre que para el hijo.

Al llegar a mi casa (ya era la hora de la papa de mi hijo) mi bebé me estaba esperando, me seguía, llorando para todos lados, hasta que fuimos a nuestro lugar para amamantarlo y se quedó quieto con la boca abierta, listo para succionar….

Uf, será realmente fácil este proceso?, es un lazo tan amoroso, unos minutos de quietud, de conexión, es un placer.
Ya veremos en un par de días más si podemos llevar a cabo con tranquilidad este proceso…

1 comentario:

Benja dijo...

Quizás en momentos como estos de mucha angustia y desazón por los acontecimientos de ayer, sirvan para entender con mayor claridad lo que significa ser y tener el rol de padres y de pareja.

Una de las primeras lecciones que, a mi parecer, nos dejó lo sucedido ayer, es que aunque nos preocupemos al máximo de planificar la vida, "siempre" van a existir imponderables que en algunas ocasiones podrán ser abordados y en otros casos asumidos derechamente, sin posibilidad de reaccionar a tiempo. En este caso, ninguno de nosotros dos, nos levantamos, besamos y reímos con nuestro hijo, pensando que al final de día íbamos a tener que soportar una carga emotiva tan fuerte que nos remeciera a tal punto.

Una segunda lección, es que el tiempo que llevamos juntos, hemos hablado muchas veces de las expectativas que cada uno tiene respecto de una actividad que hacemos en conjunto, en muchas ocasiones estas han sido tratadas de buena forma y otras también nos han complicado la existencia. Ayer en la tarde, sucedió justamente un problema de expectativas: en ningún momento conversamos de lo que iba a suceder después de la salida del Jardín, por lo tanto, para ti, resultaba natural continuar y darle de comer a Agustín en casa de tu papá, sin embargo, para mi no estaba dentro de mis "expectativas".

Una tercera lección, son los limites frente a lo que hemos conversado más de alguna vez. ¿hasta donde queremos que nuestros padres participen de decisiones que son responsabilidad totalmente nuestras?. Por un lado mi mamá (hablo sólo de ella, ya que mi papá no forma parte de la discusión) que intenta “ganar terreno” o “competir” por Agustín con tu papá. Es una señal clara que eso no está bien, sobretodo porque Agustín no es un trofeo que hay que disputar. Agustín en NUESTRO HIJO. Por otro lado, tu papá ejerce el mismo derecho sobre Agustín con otras herramientas: comprar ropa, llevarlo a su casa, pasarlo a ver a nuestra casa, etc. Nuevamente, todas esas actividades no le dan ningún derecho sobre NUESTRO HIJO.

Un cuarto tema, es la equidad frente a la cantidad de tiempo que debería pasar con sus abuelos. Naturalmente, tu papá por cercanía y por tiempo, tiene más “ventajas”, y por su puesto es más cómodo para nosotros aquello. Sin embargo, no quiero renunciar a la posibilidad de equiparar esos “tiempos de visita”, es decir, creo que dichos tiempos deben ser para los dos abuelos iguales. Por esa razón, ayer decidí que terminado el cumpleaños, no continuáramos en la casa de tu papá, ya que mis padres no estaban presentes, y aunque después surgió el tema de la “once”, no fue plateado originalmente. Lo lógico hubiera sido que nos fuéramos a nuestra casa y allí siguiéramos “festejando” con quien quisiera (Abuelos, tios, etc.).

Finalmente, la forma de enfrentar nuestras diferencias no ha sido la correcta. No puede existir un mal modo, una mala respuesta, una mala cara,cuando las cosas no salen como quiesieramos. Ayer, por ejemplo, yo te cambié el esquema: nos vamos a la casa nuestra argumentando la equidad mencioanda anteriormente, y tu reaccionaste bruscamente (con caras y frases poco conciliadoras). Por mi parte, mis subidas de tonos, girtar en la calle y "hacer explicito mi malestar" tampoco ayudó a la paz y tranquilidad que debería haber tenido Agustín en su primer cumpleaños.

Al final, sólo me queda decir, que ojalá esto nos ayude a pensar mejor nuestras planifiucaciones, nuestros límites y sobretodo intentar seguir pensando que aunque ambos tenemos historias hacia atrás, NUESTRA FAMILIA HOY SOMOS NOSOTROS TRES, fundada en el respeto, amor y cariño que debemos entregarnos mutuamente.

Te amo,
Benja.

PD: creo que hay otras ideas en mi cabeza, pero esto es lo más resumido que hoy puedo "hablarte".