Ayer murió mi profesora de educación física del colegio, ella trabajó en el colegio 36 años, creo que fue la mirad de su vida, le diagnosticaron la enfermedad el año que jubiló del colegio, recuerdo haber tenido una conversación con ella cuando me la encontré en el cole y me dijo que mientras trabajara podría viajar y conocer, porque de seguro al jubilar, con el sistema que tenemos en este país, esa alternativa no la veía posible. Ayer mientras estaba en la iglesia pensaba... Creo que ella cumplió sus sueños en vida, lo logró, o al menos viajó donde quiso y eso ya era bueno.
Escuchaba los testimonios de sus alumnas de balonmano, de cómo habían sido ellas formada por esta gran maestra, que dejaba la vara muy alta, porque era respetuosa, les pedía que dieran lo mejor de sí en cada partido, las alentaba, las cuidaba, las comprendía, enseñaba, celebraba, escuchaba, reía, varias de ellas decidieron ir por el camino de la pedagogía en ed física, un legado importante.
Hubo llanto, risas, cantos, emoción, compañía, aplausos, y reencuentros.
Fue un bello espacio.
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