miércoles, 6 de mayo de 2009

Llantos

Anoche mis hijos lloraban los dos al mismo tiempo. El mayor se fue a dormir, pero se puso a jugar en la cama y se pegó, el mas pequeño… no lo sé.

De pronto y casi por milagro ambos dejaron de llorar. Que alivio para mis oídos, pude escuchar a lo lejos un perro ladrar. Creo que nunca me había agradado tanto escuchar ese ruido…

No hay comentarios: