jueves, 3 de noviembre de 2022

Pochoco

 Estos días han sido algo emocionales, decidí ir al cerro sola otra vez, esta ruta no me la sabía para nada.

Llegar en auto ya fue complejo, por que las indicaciones no eran claras, preguntando pudimos dar, y lo mismo para iniciar el sendero, en el principio me perdí, cuando llegué a la ruta me senté en una roca sintiéndome algo derrotada, pensando, para qué estaba ahí? tenía ganas de volver...en eso apareció un hombre con sus perros y me preguntó si todo estaba bien? le comenté lo pasado y me dijo que avanzáramos. Así que los comencé a seguir, su caminar era rápido a pesar que venía con otra persona, que yo no lograba ver. Su marcha era con un ritmo diferente al mío y con seguridad. 
Ya subiendo tuve que estar en el presente, consciente, avanzar sabiendo donde ponía los pies, el camino era rudo, en pendiente casi todo el rato, con bastante roca, incluso una parte se pasa escalando la roca, no hay opciones , con ayuda pude pasarla. Llegue a la cima, al fin, había sido un tremendo desgaste, y ya estaba, me senté a disfrutar del paisaje, sudando entera, conversamos un rato, llegó una pareja de cóndores a dar una vuelta, logré escuchar el sonido que hacen cuando el viento pasa por sus alas, En mi interior agradecí estar ahí.

Los compañeros decidieron bajar corriendo y yo ninguna posibilidad, así que me quedé mas rato, incluso seguí caminando hacia otra cumbre, sola, en este cerro rodeado de bellezas y de otras cumbres aún mas altas, de pronto llega un mensaje de voz... mi amiga agoniza, mi querida Mariela, de quien no he podido despedirme, quien ha estado con mucho dolor...las lágrimas salieron rápidamente con todo, en la soledad, donde nadie me ve, la pena brotó desde lo mas profundo hasta lo mas superficial, y ahí me quedé.

Cuando decidí bajar sabía que el camino era rudo y no tenia claridad de saber toda la vuelta, pero ahí
, caminando, paso a paso, bajando de poto en varias partes, en mi inseguridad pisando con seguridad, avanzando, miando, siguiendo la huella, confiando, creyendo en mis capacidades, en el universo y en la vida misma.

De pronto ya en la última parte aparece un señor que me guió hasta el final, incluso ofreció bajarme en su auto si no tenía como.

La vida se encarga, sólo tengo que CONFIAR

Mis rodillas están cansadas, mis dedos gordos con ampollas (hace rato no pasaba eso) y aquí estoy,sana y salva, con otra meta en mi cuerpo, en mi mente y aun con lágrimas en los ojos


GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.